BOLIVIA, EL PAÍS QUE SE NIEGA APRENDER DE LOS COSTOS DE OPORTUNIDAD
Costo de oportunidad es un artículo, escrito por Mauricio Canedo, que nos llama a la reflexión, haciéndonos recuerdo de que las y los políticos son productos y reflejo de una sociedad.
Bolivia, el país que se niega aprender de los costos de oportunidad
Se dice que el costo de oportunidad es “el costo de la alternativa a la que renunciamos cuando tomamos una determinada decisión, incluyendo los beneficios que podríamos haber obtenido de haber escogido la opción alternativa”. En otras palabras serían las consecuencias de no haber sabido aprovechar las oportunidades que se presentaron en un momento indicado.
La historia Boliviana está llena de varios ejemplos en los que en el plano político el costo de oportunidad ha sido muy evidente, sobre todo en los últimos 20 años.
A modo de ejemplo podemos recordar la oportunidad que la historia le obsequió al señor Carlos Mesa en el año 2003, cuándo Bolivia pasaba por un proceso muy difícil en el que ya manifestaba los síntomas del desgaste de un modelo político partidista y daba cuenta del inicio del fin de una clase política. Él, siendo vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada (Goni), al darse la renuncia de éste, asume la presidencia por sucesión constitucional con un apoyo de más del 70% del país. Sus retos y agenda estaban prácticamente definidos por las demandas principales que se expresaron claramente en aquel “octubre negro”. Sin embargo Mesa dejó pasar ésa oportunidad de transformar Bolivia y encaminarla por el sendero nada fácil, pero necesario de una reconciliación y terminó renunciando a los dos años sin lograr concluir su gestión y dejando al país en condiciones muy frágiles.
También estuvieron las oportunidades históricas desaprovechadas que tuvo el señor Evo Morales de concluir exitosamente su segundo mandato el año 2015 aun contando con un amplio apoyo de la población (61%) que lo hubiera consolidado como uno de los mejores presidentes de la historia y con una proyección política prospectiva muy prometedora. O la oportunidad que tuvo el año 2016 pudiendo aceptar los resultados del referéndum vinculante de ése año y resignar su nueva postulación para el 2019. Decisiones que de haberlas tomado acertadamente, sin duda hubieran cambiado el curso de la historia que estamos viviendo a la fecha.
Y por último, pero no menos importante están las circunstancias tan “especiales” que se dieron en los meses de octubre y noviembre del año pasado en el que por esos azares de la historia (por decirlo en una forma muy benigna) la señora Jeanine Añez siendo la segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores, ante el vacío de poder que se dio circunstancialmente, asume la presidencia del país en condiciones muy cuestionadas y delicadas. Más allá del análisis de cómo se auto proclamó, el punto es que la vida le “regaló” la oportunidad histórica de cumplir un mandato que era puntual y específico: Dar la suficiente tranquilidad al país para que se puedan realizar nuevas elecciones dentro de los 90 días contemplados en la Constitución Política del Estado y hacer que se lleven a cabo en un ambiente de paz y confianza. De haber aprovechado el momento posiblemente hubiera podido inscribir su nombre en la historia de una manera muy diferente a como ahora será recordada, y sin duda hubiera evitado al país pasar por una de sus etapas más álgidas y que todos estamos experimentando. |
Ilustración Alejandro Arxondo |
Sin duda los políticos son el reflejo de una sociedad, y éstos hechos históricos son un reflejo de cómo nos estamos formando y conduciendo como comunidad y sociedad, no son solo hechos que repercuten en las vidas políticas de quienes fueron actores principales, lamentablemente sus decisiones nos afectan a todos nosotros.
En todos los casos mencionados y podríamos mencionar muchos más, el punto coincidente es que no se supo evaluar los costos de oportunidad en la toma de decisiones, se subestimaron los efectos y se sobrestimaron las proyecciones, además de que se sobre pusieron los intereses personales a los intereses colectivos. En síntesis se podría decir que no se supo leer ni interpretar adecuadamente las circunstancias y eso en política al igual que en todo en la vida, se paga muchas veces muy caro.
Pero el problema no queda ahí, esta incapacidad de evaluar y saber sopesar los costos de oportunidad sumado al no aprender a leer adecuadamente los momentos históricos, pareciera que estamos heredándolo de generación en generación. Seguimos con la idea de ver solo lo inmediato, seguimos con la premisa del “ya mañana veremos, ahora le daremos nomás” tanto así que ahora estamos a punto de concurrir en el proceso electoral pendiente desde el año pasado sin una proyección certera hacia donde deseamos llegar.
Una de las tareas pendientes que tenemos como país es buscar un nuevo pacto social que nos conduzca a un proceso de reconciliación nacional que hemos ido postergando durante los últimos años, ésa debería ser la tarea principal en el campo político/social del nuevo gobierno, que de alguna forma por las condiciones en las que nos encontramos, pareciera que será nuevamente de transición entre la Bolivia desgastada a la Bolivia que sea resiliente con el presente y se proyecte al futuro.
Ese proceso de reconciliación no puede ser demandado a la clase política actual. En términos más coloquiales no podemos pedir “peras al olmo” y mucho menos pedir a la “enfermedad” nos dé el remedio para la cura. El proceso de reconciliación debe ser un trabajo que se haga desde las organizaciones de la sociedad civil, requerimos recomponernos como sociedad comunitaria, reestructurarnos y buscar los medios para trabajar en conjunto un proceso de diálogo y reconciliación entre nosotros que nos permita poner las bases para la construcción mancomunada de un “nuevo” país.
La sucesión de acontecimientos que nos mantienen en una crisis profunda, debería ser la oportunidad idónea para atrevernos a generar nuevos paradigmas, esta ausencia de liderazgo, debería servir para que surjan nuevos líderes, este tiempo y los próximos 5 años deberíamos aprovecharlos para re diseñar el país que deseamos sin excluir a nadie ni dejar a nadie atrás.
La historia nos está dando una nueva oportunidad, si no la sabemos aprovechar, continuaremos con la inercia de seguir pagando los costos de oportunidad.
Mauricio Canedo Belmonte
Ilustración. Alejandro Arxondo